lunes, 7 de abril de 2014

La bolsa de suero

La extraña bolsa del suero,

tapizada de etiquetas informativas

derrama tristemente sus pequeñas lágrimas saladas.

Lágrimas de dolor invisible,

de padecer irreversible,

lágrimas lánguidas

y silenciosas

deslizándose suaves,

sin remedio,

insoportablemente lentas,

ya perdidas, en su propia muerte imparable

a través de un cordón umbilical transparente y aséptico,

siguiendo la triste suerte de un extraño torrente,

frío,

más bien

gélido, silencioso

empapado de punzante dolor acuoso,

en aquél estrafalario ser plastificado y brillante que dueño de su propio ritmo, acompasado y monótono

se erguía ante mi cama como un anticuado y extraño reloj de agua.

Publicado por Toni Lázaro el  14-10-2008

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