lunes, 7 de abril de 2014

Recuerdos

Una lágrima real, emborrona las conocidas formas de la habitación del hospital, ¿soy niño o viejo? Sólo sé que sé llorar y lloro, llora el reloj de agua, clavado a mi brazo con una aguja hipodérmica, llora mi pecho, lloran las nubes sobre la ventana, cubierta de una fina lluvia de Mayo. Lloran las rosas rojas, alargadas perlas de plata, lloran los que no pudieron salir, los que se perdieron la primavera, o los que se la robaron, lloran de envidia, de dolor, de vacío, los que perdieron o perdimos el la capacidad de dolor, lloran los solitarios, lloran los melancólicos, lloran los heridos y los moribundos, y de tanto llorar y llorar, el río de las lágrimas baja por mis sueños más lleno que nunca, por lo que pudo ser y nunca fue…

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